28 de abril de 2007

justicia poética

Primera entrega

/Imágenes del teleteatro/

María, por fin, alza su frente. Su mentón orgulloso, redimido, apunta a la inmensa lámpara de cristales que cuelga sobre el hall. Luis Fernando la toma del brazo y girando sobre sí misma, sobre sus brand new stilettos, deja atrás la rabia encarnada en los ojos de Soraya. Roja de envidia, roja de odio – y el exceso de maquillaje tan propio de la televisión mexicana.

-¿Vamos, María?

-Vamos. Salgamos de aquí, Luis Fernando.

El mayordomo, pendiente como estaba, uniformada como estaba, toma el picaporte entre sus guantes blancos, abre y los deja pasar. Cruzan el umbral, se detienen brevemente y María, echando una última mirada sobre sus hombros, confirma el horror, la ira que invade a su rival quien otrora disputara el amor de aquél macho-latino portador de todas las ventajas de un playboy y los privilegios del precoz éxito heredado en los negocios familiares. Se siente realizada; hizo negocio. Una mujer hecha y derecha, de hoy en día, urbana. Sonríe. Yen un gesto casi imperceptible muestra la insignificancia que en ese instante adquiere la figura de su contrincante. Vuelve su mirada hacia delante y siguen su camino.

Suben al carro donde el D.F. les depara un blindado paseo hasta el aeropuerto.

Se cierra la puerta.

Soraya grita, patalea, sacude la cabeza cual enferma psiquiátrica. Solo como ella sabe hacerlo. Su melena por los aires. Quiere desgarrarse el Chanel que la aprisiona. Pega un taconazo sobre el piso, el último. Parece creer que está sola. Ahí, parada. Se acomoda el traje, y entre lágrimas, rimmel corrido, y la furia de sus cabellos, entrecierra sus ojos cubiertos en malicia penetrante y secretamente comienza a planear su nueva, su definitiva venganza… (Plano corto)

-¡¡¡Esa mosquita muerta me las va a pagar, como que me llamo Soraya Montenegro de la Vega Montalban!!! ¡¡¡Me las va a pagar!!!

Grita. Gime de nuevo. Y sale de escena al la carrera por la revancha. Solo como ella sabe hacerlo.

La empleada doméstica, chaparrita y deslumbrada, registra cada detalle. Tiene que contarle todo en el próximo capítulo.

Aproximaciones a la justicia poética (en su concepto). Introducción.

Aparentemente Soraya perdió el juego y, más aún, tal vez junto con ello perdió el juicio - en el doble juego de su sentido, en el doble sentido de su juego. Y reclama. Que se le pague. Por lo tanto, hay algo que se le adeuda. Ella lo manifiesta así. María, la deudora/la del barrio, se llevó algo sin pagar. La despojó, la ultrajó, sin dar nada a cambio. María debía dar; todavía debe hacerlo. Sin embargo, se lo robó. Soraya reclama una indemnización, una restitución; pero entonces ¿restitución del honor o del objeto? ¿del honor y del objeto? ¿Es posible tal restitución?

Probablemente, Soraya nunca haya tenido la voluntad de enajenar a Luis Fernando. El galán como el objeto de disputa, como espejo de una disputa, como propiedad enajenable-enajenante. El lugar de la disputa (se) pone fuera de sí, se manifiesta como una deuda a pagar. Se reclama justicia. Y el reclamo puede devenir sed de venganza.

Soraya llama a las puertas del tribunal del tiempo – no ya al orden jurídico-estatal y/o trascendente – con la meta de obtener una retribución. ¿Importa la forma que ésta adopte? Lo que viene a pagar la deuda, ocupa su lugar como repetición diferida. El destino le debe algo. Ahora bien, un problema: el destino como figura de lo insondable.

Quizás, ya en el proceso judicial se haya perdido el lugar “adónde volver”. El objeto de la disputa es ya un objeto residual. La búsqueda de una retribución, adoptando o no la forma de la venganza, puede determinar el pago de la deuda mediante la carencia/falta, el exceso y/o la destrucción misma. Los retazos de una moral agonal perdida en los laberintos de lo épico.

¿Es posible la venganza?¿Cuáles son los límites de su realización?¿Hay otro modo de la restitución?¿Qué justicia se cumple en este orden?

En esta escena (y lo que vendrá con el tiempo) se expresa algo que provisionalmente voy a llamar justicia poética. Como es de esperar, una definición taxativa se hace imposible. Por lo tanto, el objetivo es llegar a poder tocar el concepto de su sentido después de un breve rodeo. Un paseo distraído por la historia de la filosofía, las imbricaciones mithos-logos, la moral agonal y la diké puede funcionar muy bien como patentización de la resistencia de ciertos tópicos en las representaciones más contemporáneas. Y la telenovela como espacio histórico de lo épico, la justicia inmanente y su significado.